1571: cerca de Milán debió temblar la tierra y nació… ¡¡¡Caravaggio!!! Como nació un 29 de septiembre le llamaron Michelangelo, pero un angelico, precisamente un angelico, no iba a ser. ¿Quién hubiera pensado que aquel chaval iba a revolucionar el mundo de la pintura? Pues sí, pero también su propia vida fue cualquier cosa menos tranquila. Pronto se fue a Roma, donde se movía por ambientes… selectos, por llamarlos de alguna manera. Prostitutas (sus modelos preferidas), tabernas, éxito profesional, peleas, más tabernas… y un asesinato, una condena a muerte y la huida de Roma (donde dejaba unas cuantas obras maestras). Y después Nápoles, Sicilia, Malta, otra vez Sicilia, Nápoles, y cuando por fin decide volver a Roma y llega el perdón del papa… con tan solo 39 años muere.
No es una vida muy envidiable, ¿verdad? Pero para nosotros es estupenda, pues fue dejando sus obras y sus enseñanzas por todas partes, como una abeja que va polinizando todas las flores que encuentra, y las consecuencias para la historia de la pintura fueron extraordinarias. ¿Os venís con nosotros tras sus pasos? Iremos a la Roma de los inicios del Barroco, a Nápoles, hermosa y excitante como muy pocas ciudades, a Sicilia, donde nos acercaremos a la maravillosa Siracusa, a la pequeña isla de Malta, donde trabajó para los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén… Un periplo por el sur con un hombre del norte, pero de sangre caliente e ideas siempre en ebullición. Cuando pienso en él, y sobre todo en sus obras, solo se me ocurren palabras como apasionante, excitante, efervescente… ¡¡¡NO OS LO PODÉIS PERDER!!!
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir