Machado es, seguramente, nuestro poeta más popular del siglo XX, porque por alguna razón toca nuestras fibras más íntimas. Y en gran parte es así porque es profundamente humano, porque leyéndolo está claro que no solo era un grandísimo escritor, sino también buenísima gente, y sobre todo por su historia de amor con Leonor (y de paso con Soria), que dio lugar a muchos de los versos más extraordinarios de nuestra literatura.
Hoy vamos a pasear por Soria de la mano de sus versos, pero nuestro camino empezará en Sevilla («Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…»), y nos llevará al Madrid de la Institución Libre de Enseñanza (donde estudió), al deslumbrante París de principios de siglo, y después de Soria a Baeza, donde quiso huir de la tremenda pena que le dejó la muerte de su amada Leonor, y a Segovia, donde conoció nuevamente el amor.
¿Os venís?
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