Motivo
La fiesta rinde homenaje a santa Eulàlia, patrona de la ciudad hasta el siglo XVII. El legendario barcelonés explica que en la época del emperador romano Diocleciano, en el siglo IV, se ordenó que fueran perseguidos todos los cristianos que había en el imperio. En Barcelona, muchos se escondieron y unos cuantos huyeron. En vista de aquella situación, Eulàlia, una niña de trece años que vivía en una masía de Sarrià, demostró una gran valentía presentándose al cónsul Daciano para rebelarse contra aquellos actos tan injustos. Eulàlia fue encarcelada y castigada, pero no se dejó vencer y luchó tanto por sus ideales que acabaron costándole la vida.
Desde entonces, aquella niña pasó a ser un símbolo de solidaridad y de defensa de la justicia y todavía hoy es venerada por los barceloneses.
Orígenes
La celebración de la festividad de Santa Eulàlia en Barcelona es relativamente reciente. Sin contar algunas representaciones populares, bailes y juegos que se remontan al siglo XVIII, las fiestas de Santa Eulàlia han sido inconstantes y han estado circunscritas principalmente a actos litúrgicos de la Iglesia Católica y a celebraciones institucionales del Ayuntamiento barcelonés hasta bien entrados los años ochenta del siglo XX.
Fue en 1983, con la iniciativa de las colles de gigantes de Ciutat Vella (del Pi y de la plaza Nova), y en 1985, con Maria Aurèlia Capmany de concejala de Cultura, cuando se fijaron las bases de la nueva fiesta, que tomó forma gracias también al empuje de la Coordinadora de Colles de Gegants i Bestiari de Ciutat Vella, que rápidamente incorporó numerosos actos de raíz tradicional. Con los años, se fueron añadiendo actividades y muestras de cultura popular muy diversas que se han ido repitiendo. Y finalmente, en los años noventa, las fiestas de Santa Eulàlia quedaron consolidadas con un protocolo festivo muy concreto que las regula.