Hoy nos ponemos dulces
Hoy hablamos de un dulce que forma parte de la rutina cotidiana de muchas personas, al no poder faltar en su almuerzo diario. ¿Es tu caso también?
Nos referimos al croissant, esta pieza de panadería elaborada a base de hojaldre, levadura y mantequilla, y conocido con nombres diferentes según el país, “cachitos” en Perú o Ecuador, “medialunas” en Argentina o Chile, o también “cangrejitos”, “cuernitos”, etc.
Origen
En cuanto a la leyenda de su origen, se cuenta que en el siglo XVII durante la invasión de la ciudad de Viena por parte del imperio Otomano que tuvo lugar de noche, los primeros en dar el aviso fueron los panaderos que a esas horas de la madrugada se encontraban trabajando. De esta manera se consiguió hacer retroceder las tropas musulmanas que finalmente fueron expulsadas del país.
El emperador austríaco, Leopoldo I, decidió condecorar a los panaderos por su ayuda y estos elaboraron como agradecimiento dos panes, uno de ellos llamado “Halbmond” -en alemán media luna– como mofa al símbolo de la bandera otomana. Se utilizaron como ingredientes mantequilla, harina y azúcar, y será en Francia donde posteriormente se desarrolló la versión hojaldrada.
El mejor croissant de España
El Gremio de Pastelería de Barcelona organiza anualmente el Concurso al Mejor Croissant Artesano de Mantequilla de España. A pesar de las circunstancias excepcionales que estamos viviendo este año 2020, el concurso se pudo celebrar el pasado 5 de octubre llegando a la treceava edición.
Un jurado formado por 9 miembros, reconocidos profesionales de la pastelería, eligió el considerado como mejor croissant artesano, por su hojaldre exterior uniforme y crujiente y su apetitoso aroma. El objetivo del concurso es incentivar el producto artesanal frente la bollería industrial.
El premio recayó en el croissant elaborado por el pastelero Andreu Sayó, de la histórica pastelería Brunells de Barcelona.
Brunells Pastisseria
Brunells es una emblemática pastelería centenaria abierta en 1852 en el Carrer de la Princesa de Barcelona, en Ciutat Vella. El negocio cerró en 2018 pero reabrió el pasado mes de junio, en plena pandemia, de la mano de tres socios: Salvador Sans de Cafés El Magnífico, Lluís Estrada de la pastelería Canal y Joan Guasch de la agencia LKC. El local sigue siendo propiedad de la familia de herederos de la pastelería.
El objetivo es rendir homenaje a la pastelería tradicional de la ciudad, pero con propuestas también internacionales e innovadoras. El proyecto destaca también por su renovada imagen, con un diseño del local moderno y actual.
Nos alegramos de esta iniciativa y que se haya recuperado un negocio emblemático de Barcelona, un comercio centenario con historia que aporta identidad y personalidad a la ciudad. Larga vida a la Brunells.
¡Y no sé a vosotros, pero a nosotros se nos está haciendo la boca agua!